¿Qué demonios ha metido esa hija lujuriosa en el té de su padre, algún tipo de estimulante? Quería deliberadamente que él se empalmara, ¡y se paseaba por la casa en bragas! Y dónde podía ir el hombre si su cabeza ya había alcanzado el objetivo. Ninguna polla podía resistirse a esa tentación.
La clienta satisfizo al gerente con su cuerpo y eso le debió permitir conseguir lo que quería en el banco.