Dos vaqueras de la policía detuvieron al infractor. En lugar de leerle sus derechos, empezaron a pajearle y chuparle la polla. De una en una. Se atragantaron con ella. Babeando. Luego les hicieron lamer el coño y follar. Tampoco se quedaron sentadas sin hacer nada. Mientras él las trabajaba, se lamían unas a otras. Eso es lo que yo llamo aplicación de la ley. A mí no me importaría una redada así.
Por desgracia, estos sueños no son infrecuentes no sólo para el paramédico (aunque él, todo un día rodeado de chicas jóvenes enfermeras en este sentido es más difícil). No puedo hablar por la rubia tetona, pero a menudo sueño con el sexo.